“Recuerdo que, a mis 12 años, mi mamá con la Dra. Bachita y el Dr. Moreano, cardiólogo, iban de casa en casa, midiendo la presión y educando sobre cómo se debían alimentar y consumos de aceites”, cuenta Sandra, hija mayor de Gloria Dávila.
La razón, mi mamá había estudiado salud pública y tuvo que realizar un estudio de hipertensión en la Quito Sur.
Luego, a mis 14 años, me convenció que el mejor plan de las vacaciones era venir a trabajar unos días con unos jóvenes voluntarios italianos, quienes ayudaban al Padre Carollo.
Para mí, fue toda una aventura. A los 14 años, solita tomar un bus desde el norte para venir al sur. Los chicos que me enseñaron trabajo en equipo y sobre todo el amor por el prójimo.
Centro de Cirugía Ambulatoria, Gloria Dávila
En el 2020, se inauguró el complejo quirúrgico del Hospital Padre Carollo, que cuenta con tres centros: cirugía mayor, cirugía ambulatoria (Hospital del Día) y obstetricia.
Con la llegada de la pandemia, las prioridades del hospital se enfocaron en contribuir a la lucha contra el Covid.
Las atenciones se venían realizando con normalidad, endoscopías, colonoscopías, biopsias y otros procedimientos, en espera del evento formal de bendición del área.
La gratitud es una práctica repetitiva en Fundación Tierra Nueva y no podía ser diferente con una mujer que dedicó todos sus esfuerzos para sacar adelante a esta institución, motivo por el cual, el Centro de Cirugía Ambulatoria fue nombrado en su honor, Gloria Dávila.
Sandra, con mucha emoción, comenta que su mamá luchó contra el cáncer durante 25 años, una batalla por la vida. “En alguna de sus recaídas, conversó con el Padre Carollo y sintió en su corazón, la voluntad de sumarse con más fuerza a la gran obra y creyó que valía la pena dar el tiempo que le quedara para esta obra fantástica”.
¿Quién fue Gloria Dávila?
Antes de ser directora ejecutiva de la fundación, dedico muchos años a trabajar con las comunidades indígenas más jóvenes de Cotopaxi y luego de Chimborazo, formando lideresas, fomentando la dignidad y equidad para las mujeres.
Sandra reconoce que el trabajo que su madre hizo fue pionero, “con mucho amor y cariño a muchas comunidades de personas con escasos recursos y, finalmente, en los años finales de su vida, fue feliz impulsando a la Fundación, trabajando por niños jóvenes, adultos y ancianos”.
“Mi mamá fue directora de Fundación Tierra Nueva y la quería. Sufrió como propios sus problemas, mi hermana y yo le decíamos: mamá relájate un poco. Era un sufrimiento profundo, personal, cada vez que un niño o un anciano no era tratado con calidad o calidez.
Una obra bendecida
“Mi mamá nos contaba que era una obra bendita, que cada ladrillo había aparecido del amor de alguien. Recuerdo una vez necesitaban de urgencia colchones y del cielo llamo una persona a ofrecerlos”.
Bajo su dirección se integraron las atenciones para el adulto mayor y de psicológicas en UBUNTU, varios servicios del Hospital Padre Carollo se ampliaron y, en general, la fundación siguió construyendo el sueño de su fundador.
Hasta sus últimos días fue feliz entregando su amor y su capacidad para la Fundación. Desde su partida han pasado cinco años, “han sido los más fuertes y tristes, especialmente para mi hermana y para mí, hubo momentos que pensaba que las lágrimas no nos permitirían respirar”.
Sin embargo, siempre hubo el cariño de nuestros esposos el cariño de nuestros hermanos amigos de nuestra familia y de ustedes de la Fundación.
Poco a poco volvieron los colores volvió la luz del sol. Lo más duro ha sido tratar de entender porque a mi mamá le pasó esto. Después de varias noches de preocupación y de preguntas sin respuestas, fue un alivio saber que mi mama cumplió a cabalidad su misión. Fue la mejor mama, la mejor amiga, la mejor líder y puso en sus brazos tanto y tanto amor, que sembró semillas imborrables.
Y ahora, queridos amigos de la fundación, al nombrar el área de cirugía ambulatoria con el nombre de mi mama, Gloria Dávila, vivirá en la fundación y en todos los corazones para siempre.