“Yo soy la única mujer en mi casa. Mi mami murió hace años y yo me hice cargo del hogar, sin embargo, me minimizaban por no ser como mis hermanos, ya que, mi papá siempre quiso tener hijos, y desgraciadamente yo, su primera hija, no fui hombre.
Yo no sabía que era víctima de violencia, pensaba que me estaban protegiendo y que era mi responsabilidad era hacerlo todo en la casa”. Testimonio de María, nombre protegido de una adolescente beneficiaria de Fundación Tierra Nueva.
El eje principal de la organización es trabajar para mejorar las condiciones de personas en situación de vulnerabilidad.
En este sentido, desde hace varios años persigue la reivindicación de los derechos de las mujeres, sobre todo en lo relacionado a salud sexual y reproductiva con población joven.
Lee la nota sobre el Proyecto de Empoderamiento de Mujeres Adolescentes Madres y/o Embarazadas.
En los últimos años, a propósito del Día de la Mujer y del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer ha realizado eventos de concienciación y sensibilización sobre la violencia de género.
Este 8M, hizo un llamado a todas las organizaciones para pensar en el rol que juegan en torno a las situaciones que representan vulneración de derechos de las mujeres, para lo cual, organizó el conversatorio: Desde mi Rol, YO no soy Cómplice de la Vulneración de los Derechos de las Mujeres.
El análisis contó con el aporte de Anabel Orbe, de HIAS, Nathalia Quiroz de la Facultad de Psicología de la PUCE, Paola Jácome, Directora de Educación, de Grupo Faro, Alexandra Jaramillo, Directora del Programa de Centros Warmi Pichincha, de la Prefectura de Pichincha y Jocelin Gutiérrez, participante del Círculo de Panas del Centro de Apoyo Psicosocial UBUNTU de Fundación Tierra Nueva.
Marcela Cruz, Directora Ejecutiva de la Fundación, dio la bienvenida expresando su reconocimiento a todos los asistentes, por su participación en búsqueda de igualdad y de alcanzar una realidad en la que todas las personas gocen de los mismos derechos.
Puntos de vista
Desde la visión de las invitadas se habló sobre cómo en el Estado y, también en la comunidad, la violencia se ha normalizado, perpetuando pensamientos hegemónicos y machistas que refuerzan la violencia hacia la mujer.
Nathalia Quiroz destacó cómo el cuidado de los hijos recae automáticamente sobre las mujeres, más aún si la relación de pareja se rompe.
“Desde la academia se están trabajando estrategias para una real integración de enfoque de género, por ejemplo, que las estudiantes madres puedan ser las primeras en escoger horarios, pero es algo que es está implementando recién ahora”.
Por su parte, Anabel Orbe, subrayó que, al trabajar con mujeres en situación de movilidad, se puede evidenciar que “las mujeres continúan experimentado acoso y violencia sexual, sus cuerpos, como en tiempos de colonización, siguen siendo territorios de invasión.
De la mano, también identificamos trabas importantes en el acceso a derechos sexuales y reproductivos, de justicia y servicios de seguridad, derechos fundamentales para la autonomía física de las mujeres“.
En cambio, en la pandemia, Paola Jácome explica que, se constató mediante visitas a familias de escasos recursos, quienes contaban solo con un dispositivo con accesos a internet, “las mamás privilegiaban a los hijos varones sobre las mujeres, quienes tenían que ayudar en los quehaceres de la casa”.
Desde el ámbito gubernamental, Alexandra Jaramillo habló sobre la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, en alusión a falta de: integración, capacidad resolutiva y presupuesto para su ejecución.
“Tenemos una ley escrita, que en letra es una maravilla, pero en la vida real no se aplica del todo, una ley que nos debe mucho todavía“.
Finalmente, Jocelin Gutiérrez, participante del Círculo de Panas, habló sobre cómo la violencia se vive en las relaciones tóxicas. “En la adolescencia es difícil distinguir las formas de violencia, más sin ninguna guía. Yo veo cómo mis amigas no saben cómo manejar sus relaciones.
En el Círculo de Panas me enseñaron que la violencia es perjudicial y sube de nivel, va aumentando y luego la pareja cree tener el control de ella.
Considero que se debería invertir más en espacios como este, porque nosotros, los jóvenes, no tenemos ningún lugar para aprender sobre nuestros derechos, sobre la violencia, sexualidad ni ningún tema de estos”.
El Centro de Apoyo Psicosocial UBUNTU de la Fundación, además del Círculo de Panas, creó un grupo de apoyo para mujeres víctimas de violencia, con la finalidad de que puedan aprender herramientas que les ayuden a enfrentar situaciones de violencia o sus secuelas.
Son muchas las cosas que faltan por hacer, pero también son muchos los esfuerzos de varias organizaciones para luchas contra esta problemática que afecta a toda la sociedad.