En busca de mejores días, cientos de migrantes dejan sus hogares aventurándose a una nación desconocida, donde no tienen a nadie quien pueda tenderles la mano. Esta es la situación de 381.507 personas que, según los últimos datos publicados por la ONU, viven en Ecuador de forma legal.
Sin embargo, estos datos no revelan la situación real de esta población, ya que muchos ingresan por pasos irregulares, exponiéndose a peligros que, incluso, llegan a poner en riesgo su vida. Es así, que se estima que alrededor de 145.400 personas llegaron al país de manera ilegal.
Este es el caso de Emilio Hernández, quien hace dos años, junto a su esposa llegó a Quito buscando empleo. Vivían en el barrio Promoción Familiar, en una casa junto a diez personas más.
La situación de Emilio ha sido por demás calamitosa. Él y las familias de sus 3 hijos son de escasos recursos y para todos ha sido muy difícil conseguir trabajo estable. En el caso de su hija, su esposo fue operado de un tumor canceroso en el Eugenio Espejo y ahora está en quimioterapia.
Actualmente, Emilio cuida autos frente al Centro Médico Tierra Nueva, y por uno de sus amigos se enteró que ahí estaban regalando comida, así se convirtió en el primer beneficiario del proyecto Acompañando tu Camino de Fundación Tierra Nueva, que se basa en la restitución de los derechos humanos de las personas en situación de movilidad y alta vulnerabilidad.
Con la premisa de que ninguna persona es ilegal en la tierra, este martes se inauguró el espacio destinado a quienes viven esta problemática. La entrega de desayunos gratuitos es apenas el principio de esta iniciativa, que busca que la gente se sienta acogida.
En el primer piso del Centro Médico, donde hace más de diez años funcionaba la emergencia, se adecuó baños y duchas para quienes lo necesiten. Así mismo, junto al comedor se colocó un lugar de asesoría laboral, psicológica, legal, de protección social y derechos, ya que muchas personas desconocen, por ejemplo, que los niños pueden ir a una escuela pública sin importar su condición migratoria.
En uno de los muros los beneficiarios pueden dejar su testimonio, como símbolo de que la gente pasa, pero algo de ellos se queda aquí. “La idea es armar vínculos comunitarios que son súper importantes para el tejido social” explica Soledad Dávila, miembro del equipo técnico del proyecto.
Así mismo la visibilización de los niños y niñas tiene su propio espacio, ya que es una población que se ve muy afectada por la migración. En una esquina está el rincón infantil donde ellos pueden jugar, pintar y dibujar.
El Padre Julián Vallotto, quien realizó la bendición del área, recomendó que se piense en crear talleres para brindarles una opción de trabajo y así progresivamente lograr una auto organización, donde los usuarios se vean como actores y protagonistas de su vida.
La Hna. Marcela Cruz, directora ejecutiva de Fundación Tierra Nueva, indicó que “este proyecto nace de la atención que la institución pone a la realidad. Familias enteras que en las calles permanecen todo el día, buscando ganarse el pan… era imposible que como institución no hiciéramos nada”.
Coincidentemente, donantes alemanes de Missio enviaron los fondos que permitieron financiar este espacio de acogida.
Cubrir las necesidades básicas de las poblaciones en situación de vulnerabilidad, con la esperanza de que esto les permita ampliar la mirada de sus propias vidas, es uno de los fundamentos de la organización, es así como se desea iniciar nuevas dinámicas que les permitan mejorar su calidad de vida.