Cada mañana Justin Jaramillo prepara su escritorio y útiles para empezar sus tareas. Su madre le ayuda a seguir las instrucciones que, vía Zoom y WhatsApp, le envía la técnica de discapacidad. Para su madre es complicado ayudarle y realizar sus actividades.
Justin, de 12 años, tiene autismo, por lo que no puede ir a una escuela común. Desde hace 3 años acude al Centro de Desarrollo Integral “El Niño”-CDI, al inicio le costó mucho establecer una interacción adecuada con el resto de sus compañeros, sin embargo, ahora extraña asistir a la escuelita, como él la llama.
Todos los martes espera ansiosamente la visita de Eugenia, la técnica especialista en discapacidad del CDI, ella se encarga de reforzar los aprendizajes y la normativa de bioseguridad que deberá seguir cuándo retorne al centro.
Al pertenecer a los grupos de mayor vulnerabilidad, la mayoría de beneficiarios de los centros de Fundación Tierra Nueva ya recibieron la vacuna contra el Covid-19, por lo que, están listos para retornar a la presencialidad: CDI, Centro de Jóvenes con Discapacidad Intelectual y Centro de Atención para el Adulto Mayor.
Esto representa un reto para todos, principalmente para las educadoras de los centros infantiles, ya que los beneficiarios son menores de 4 años, quienes debido a que sus padres retornan al trabajo presencial necesitan un lugar dónde ser atendidos.
En los cuatro centros que dispone la Fundación: Quito Sur, Mena Dos, Nueva Vida y Pequeñitos del Futuro, las actividades se regularizarán de manera paulatina para evitar aglomeraciones.
A la limpieza de los salones, desinfección de materiales y colocación del alcohol gel, se suma la planificación de las actividades, ya que, ahora incluso los recreos deben ser estructurados para mantener la distancia física entre los niños.
Algo similar sucede en el Centro del Adulto Mayor, donde se está preparando todo para la llegada de los abuelitos. Durante la pandemia algunos de sus beneficiarios recibían las terapias y actividades por Zoom, aunque por su situación económica la mayoría no tenía forma de conectarse, por lo que, se les entregaron cuadernillos con las actividades a realizar.
Para ellos, el retorno al centro significa, además de tener una atención integral, relacionarse con sus pares, pues muchos de ellos durante la pandemia recibían únicamente la visita del técnico de la Fundación.
Para cumplir con todas las medidas de bioseguridad, Fundación Tierra Nueva capacita permanentemente a sus colaboradores, quienes a su vez instruyen a las familias, por lo que, se espera que en el mes de octubre el retorno a los salones sea una realidad.