Es una mañana fría en Quito, los primeros rayos de sol se dejan ver por el horizonte y ya se puede predecir que será un día soleado. A las 7 en punto se abren las puertas del Hospital Padre Carollo y los primeros pacientes ingresan.
Nerviosa espera en la fila de la caja, una joven con uniforme café. La fila avanza rápido y Carla Sarmiento –la joven de la fila- sube a Laboratorio Clínico. Mientras la enfermera prepara los implementos, incluyendo la aguja, Karla empieza a sentir palpitaciones, le tiemblan las manos y siente que un sudor frío le corre por la espalda.
Karla tiene tripanofobia, miedo intenso a los objetos punzantes o afilados que pueden pinchar o taladrar. En casos extremos este comportamiento de ansiedad puede provocar ataques de pánico e incluso desmayos, es lo que se conoce como síncope vasovagal.
– ¿Se siente bien?, le pregunta la enfermera al ver que su rostro está muy pálido.
– Si, solo le tengo mucho miedo a las agujas.
– Tranquila, solo respire y mire a otro lado. Con sus ojos enfocados en la puerta Karla se pregunta a dónde irá luego esa muestra de sangre.
En el Hospital Padre Carollo todos los fluidos y productos en general que representen alguna forma de contaminación para el ambiente o las personas, son manejados como desechos peligrosos.
Fundación Tierra Nueva ha creado varios procesos para minimizar el posible impacto que cualquiera de sus actividades pueda tener en sus ámbitos de acción.
Por ejemplo, los fluidos son inertizados antes de que vayan al sistema de alcantarillado, la emisión de gases es controlada con mediciones permanentes, los desechos peligrosos son entregados a gestores ambientales autorizados y con experiencia para su correcto tratamiento.
Gracias a la instauración de estas políticas de cuidado del medio ambiente, la Secretaria del Ambiente del Distrito Metropolitano de Quito le otorgó la Licencia Ambiental, documento que certifica que sus prácticas son seguras para sus colaboradores, usuarios y su entorno en general.
Marcela Cruz, Directora Ejecutiva de Fundación Tierra Nueva
Así, la Fundación reitera su compromiso con la vida, cuidando no solo de las personas sino garantizando que la calidad de sus servicios sea transversal a todas sus actividades.
Por su parte, Karla superó con éxito ese momento tan estresante para ella, con la esperanza de no tener que pasar de nuevo por esta experiencia, por lo menos, hasta después de un año, cuando deberá volver a su control de rutina.